Estados Unidos: Las revueltas que desafían al poder

Redadas, resistencia y tropas, ese es el escenario en California que expone el rechazo popular al plan de deportaciones masivas del presidente Donald Trump.

Mundo09 de junio de 2025Canal 10Canal 10
Revuelta popular en Los Ángeles
Revuelta popular en Los Ángeles

La ciudad de Los Ángeles se convirtió en escenario de una revuelta popular. Agentes encubiertos del ICE realizaron una redada contra jornaleros latinos en Home Depot, sobre Alondra Boulevard. La acción represiva desató protestas callejeras que enfrentaron al Servicio de Inmigración con miles de residentes. El gobierno de Donald Trump respondió desplegando dos mil miembros de la Guardia Nacional para “recuperar el control” de la ciudad. Las organizaciones comunitarias y sindicales impulsaron acciones de resistencia que continúan hasta hoy.

Todo comenzó con una redada sorpresiva en el estacionamiento de Home Depot el viernes pasado. Varios agentes descendieron de una camioneta blanca sin identificación. Detuvieron a trabajadores al azar. No preguntaron nombres ni mostraron órdenes. Ese operativo fue el punto de quiebre. Los gritos, el miedo y la indignación encendieron una protesta inmediata. Vecinos, familiares y organizaciones se movilizaron para frenar más detenciones.

En cuestión de horas, se levantaron barricadas. Se escucharon gritos como “¡No les tenemos miedo!” y “¡Que se joda el ICE!”. Muchos protestantes portaban banderas mexicanas y centroamericanas. Según un video de la organización Unión por el Barrio, algunas fábricas y comercios cerraron sus puertas para proteger a los empleados migrantes. La comunidad organizó redes de apoyo que impidieron nuevas detenciones.

La respuesta del gobierno no tardó. Trump calificó los hechos como una “invasión criminal” y ordenó el despliegue de la Guardia Nacional. Utilizó la Ley de Insurrección para justificar la presencia militar en California. Esto desató un debate nacional, ya que la medida contradice el marco legal vigente. El gobernador Gavin Newsom denunció el acto como autoritario. El presidente fue más allá y amenazó, incluso, con arrestarlo si no colaboraba.

En paralelo, el director del ICE, Todd Lyons, comparó la operación migratoria con un servicio logístico. “Como Amazon, pero con seres humanos”, afirmó. Esa frase generó una fuerte reacción en organizaciones de derechos civiles. Los abogados de inmigración señalaron que las detenciones se realizaron sin pruebas ni procesos legales. Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros para avalar esas prácticas sin control judicial.

En los días siguientes, las protestas crecieron. Las redes comunitarias coordinaron respuestas rápidas. Muchos manifestantes fueron liberados gracias a la presión social. “Muerte a todos los policías” fue otra de las consignas pintadas en los muros de Paramount, un condado con mayoría latina. Allí, el 82% de los habitantes son de origen hispano. En el 71% de los hogares se habla otro idioma además del inglés.

El SEIU, uno de los sindicatos más grandes de California, apoyó a las comunidades organizadas. Desde 2024 vienen impulsando redes de reacción ante redadas migratorias. Esa preparación previa resultó clave para la resistencia. En abril, más de 600.000 personas marcharon en distintas ciudades con el lema “¡Hands off!” en defensa de mujeres, migrantes y trabajadores. Ese fue un anticipo del clima social que ahora estalla.

Según una encuesta de The Washington Post/ABC News/Ipsos, el 53% de los estadounidenses desaprueba la política migratoria de Trump. Ese malestar crece con cada operativo del ICE. En Los Ángeles, el gobierno federal detuvo a 118 migrantes que trabajaban en tiendas, fábricas y comercios. La comunidad respondió con bloqueos, marchas y denuncias en medios internacionales.

La represión no logró frenar la resistencia. Las imágenes de las protestas recorrieron el mundo. Las banderas mexicanas flamean sobre las barricadas. Los latinos, históricamente tratados como ciudadanos de segunda, se plantaron. La consigna “¿Qué hacer cuando la migra venga por nosotros?” dejó de ser una pregunta y se convirtió en una acción colectiva.

Es temprano para saber si las protestas se extenderán a nivel nacional. Pero en Los Ángeles ya se habla de insurrección. Lo que parecía una redada más, se transformó en un punto de inflexión. La gente perdió el miedo. La calle le habla al poder. Y el poder, por ahora, responde con tropas.

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