Día del Poncho Tucumano: ¿por qué se celebra hoy?

Tucumán celebra cada 15 de julio la prenda que sintetiza identidad, tradición y raíces ancestrales del norte argentino. Desde los tejidos de vicuña hasta los colores bordó, el poncho cuenta siglos de historia.

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Cultura viva: Tucumán y su poncho, un lazo con la tierra

Cada 15 de julio, Tucumán celebra el Día del Poncho Tucumano, una fecha que rescata el valor identitario de una de las prendas más representativas de nuestra cultura.

Aunque originalmente se conmemoraba el 2 de agosto, el legislador Raúl Albarracín, junto a sus pares Ariel García, Fernando Valdez y Julio Silman, impulsó el cambio de fecha para hacer justicia con la historia: fue el 15 de julio de 1975 cuando el poncho fue presentado y bendecido por primera vez en la V Feria Artesanal.

El diseño de este poncho refleja la conexión profunda entre la tierra y su gente. Inspirado en animales de la región como la vicuña y el guanaco, sus tonos marrones evocan la rusticidad andina, mientras que el bordó proviene de pigmentos naturales que utilizaban los indios Quilmes. No solo es bello: es símbolo de una historia tejida con identidad, orgullo y pasión.

Su color castaño tierra, sus guardas bordó y sus contornos no son elección casual. En la década del 60, Leopoldo Guillermo Cúneo, abogado y amante del folclore, recorrió los Valles Calchaquíes investigando las costumbres locales. Allí observó que los lugareños se abrigaban con un poncho beige con detalles rojizos, teñido con tintes naturales como cáscara de nuez y enredaderas.

En 1975, Cúneo presentó la propuesta ante la Secretaría de Difusión y Turismo. La idea fue aceptada y oficializada por la resolución 2988/1. Aquel 15 de julio se convirtió en un día histórico: el poncho fue bendecido por el padre Alfredo Posadas y lucido por Vicente Caro, representante de la agrupación Gregorio Aráoz de Lamadrid. Ese mismo año, la Caja Popular de Ahorros lo inmortalizó en un billete de lotería.

Con los años, el diseño sufrió modificaciones por cuestiones industriales. Ya no se utilizan tintes naturales y los colores son más intensos. Así lo explicó Charly Piñero, coordinador del Museo Folclórico de Tucumán: “Los colores actuales son más artificiales, tirando a rojo. Pero el alma del poncho sigue intacta”.

En diálogo con TV Prensa, Piñero también destacó la importancia del poncho como testimonio del sentir popular: “El Calamaco, como lo conocemos, nació de la observación y el amor por nuestras raíces. Hoy, el poncho no solo abriga, también cuenta quiénes somos”.

Para quienes deseen visitar el Museo Folclórico Provincial, durante el mes de julio, con motivo del receso invernal y el aumento del flujo turístico, se ha establecido un horario especial de atención. El museo permanecerá abierto todos los días en horario corrido de 10:00 a 20:00 horas, adaptándose a la afluencia de visitantes que llegan durante las vacaciones.

Este espacio no solo ofrece un recorrido por su valioso patrimonio folclórico, sino también permite explorar la arquitectura de una casa con más de 300 años de historia. De hecho, se trata de una de las dos únicas casas coloniales domésticas que aún se conservan en la provincia. La otra es la que actualmente alberga la conocida peña El Cardón. Por lo tanto, la visita al museo implica no solo una experiencia cultural, sino también un viaje al pasado arquitectónico e histórico de Tucumán.

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