Con despidos masivos, la crisis laboral se profundiza en Argentina

Con recortes en casi todos los rubros, julio cerró con miles de despidos en el país. Las causas son múltiples, pero el impacto humano es directo.

Nacional01 de agosto de 2025Canal 10Canal 10
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El ajuste estatal y privado deja sin sustento a miles de familias. Organismos estatales también sufren recortes.

Julio terminó con una postal sombría para miles de trabajadores argentinos. Despidos masivos, suspensiones y reducciones salariales se multiplicaron en sectores claves como el textil, el calzado, la industria siderúrgica, la carne y la energía. Cada caso muestra el mismo patrón: caída de ventas, apertura de importaciones y decisiones empresariales amparadas en la desregulación.

En Santa Fe, la histórica Algodonera Reconquista decidió reducir horarios y sueldos para evitar cesantías. La planta suspendió los turnos rotativos y pasó a trabajar seis horas diarias. Juan Carlos Bandeo, representante sindical, afirmó: “Hay un compromiso para preservar los puestos de trabajo”. La medida impactó directamente en los 60 operarios de la fábrica, que desde hace más de una década produce materiales de hilo.

La industria textil muestra un deterioro profundo. En Mar del Plata, Textilana S.A. despidió a 150 trabajadores y redujo su producción en un 20%. En simultáneo, Dass —fabricante de calzado que abastece a marcas como Nike y Adidas— echó a 164 empleados en Misiones. Su planta en Eldorado pasó de producir 22.000 pares de zapatillas diarios a apenas 9.000. “Tememos correr la misma suerte que la planta de Coronel Suárez que cerró sus puertas en enero y dejó a 450 trabajadores en la calle”, expresó Gustavo Melgarejo, delegado de Uticra.

Otro punto caliente fue el frigorífico Livorno, en Córdoba. Allí, 19 trabajadores fueron suspendidos y uno ya recibió el telegrama de despido. El Sindicato de la Carne denunció la falta de diálogo y la deuda de salarios. Fabio Oviedo, secretario general del gremio, explicó que la protesta busca “visibilizar el conflicto”, luego de que la empresa no respondiera a una citación oficial.

En paralelo, se confirmaron despidos en la planta de Coca-Cola Andina en Córdoba. Pablo Ibarra, uno de los cinco despedidos, denunció que “intentaron meterle miedo a la gente” en vísperas de las elecciones gremiales. La empresa, según los trabajadores, apuntó contra quienes impulsaban la organización sindical, en una estrategia que ya se repitió en firmas como Shell, Arcor y Volkswagen.

La situación es crítica también en el sector estatal. Más de 700 empleados fueron desvinculados tras la disolución de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Evangelina Galiana, vocera de los trabajadores, sostuvo que “la situación es caótica, estamos despedidos y sin trabajo”. También afirmó: “La ANSV se autofinancia, por eso no somos gasto público y no es necesario achicar ni hacer ajuste”.

En la industria del acero, la situación no es mejor. Acindar suspendió a entre 500 y 600 trabajadores. La producción cayó de 121.000 toneladas mensuales a apenas 51.000. Pablo González, titular de la UOM de Villa Constitución, responsabilizó a la especulación financiera: “No hay producción y no va a mejorar, la renta financiera nos perjudica a toda la industria”.

Mientras tanto, en Vaca Muerta, el sindicato petrolero paralizó la actividad. La medida fue respaldada incluso por cámaras patronales. Marcelo Rucci, titular del gremio, denunció: “Esto no es una crisis, es una decisión empresaria de dejar de ganar. Los que pagan el costo son los trabajadores”. El paro busca frenar una sangría de más de 3.200 empleos, entre despidos y suspensiones.

Según la Fundación Protejer, el sector textil, confecciones, cuero y calzado perdió 10.600 puestos de trabajo solo en la primera mitad del año. La apertura de importaciones, la caída del consumo y la falta de medidas de protección agravaron el panorama.

El mercado laboral argentino se encuentra en estado de alarma. En todas las regiones y sectores, los trabajadores resisten. Algunos intentan preservar lo poco que queda. Otros enfrentan despidos con movilizaciones y paros. La tendencia no muestra signos de revertirse. El ajuste, aseguran los sindicatos, se siente cada vez más en la calle.


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